En la edición del Semanario El Heraldo del 17 de octubre de 2007, se publicó el trabajo realizado por el profesorado de Historia del Gustavo Martinez Zuviría y del Centro de Historia"Parada Km 81" sobre el estudio de los Origenes de nuestra ciudad, las conclusiones son las siguientes: Una respuesta razonable a estas controversias en relación a la fecha de fundación y fundadores, dependerá en primer lugar, de cómo conceptualicemos la emergencia de Las Varillas, en términos de un proceso o fundación. Tal como hemos venido argumentando nuestro punto de partida es la de conceptualizarlo como un proceso. Ello supone identificar los elementos que intervienen en dicho proceso, sus relaciones y evaluar el peso de cada uno de ellos en la formación del pueblo, es decir, en la formación de una colonia y de una voluntad de urbanizar. En este sentido, el origen del pueblo de Las Varillas se inscribe en una matriz formadora en la que intervienen componentes relacionados con la colonización criolla que no han sido suficientemente valorados. La importancia de la Estancia de Las Varillas en la posterior configuración del pueblo constituye una hipótesis de trabajo que orienta la investigación de los orígenes de Las Varillas en el proceso surgimiento de las estancias criollas.
Otro de los componentes de esta matriz formadora –como ya se ha señalado- está representada por el ferrocarril. A la hora de valorar la influencia de este factor en la formación de la colonia y del pueblo de Las Varillas, hay que considerar no sólo su llegada sino las expectativas que genera la proyección del tendido del ramal de San Francisco a Villa María del FCSF entre colonos y propietarios de las zonas colindantes. El ferrocarril al valorizar las tierras que atravesaba alentó a los propietarios de tierras a ingresar al rentable negocio de la subdivisión y venta a los colonos o del arrendamiento. Por otra parte generaba condiciones para el poblamiento de la zona al facilitar la exportación agrícola y las comunicaciones. Con el tendido del ramal se acortaban las distancias, se reducían los fletes, aumentaba el volumen de lo transportado. Estas posibilidades que abría el ferrocarril movía a los colonos a radicarse en su zona de influencia. La creación de una estación potenciaba aún más estos efectos al convertirse en factor aglutinador de núcleos urbanos. En el marco de estas posibilidades abiertas por el tendido del ramal del FCSF se inscribe la decisión de los Alvarez Luque dueños de importantes extensiones de tierras en la zona de vender parte de su propiedad en el lugar llamado “Laguna de la Vaca”, y transferir a la Compañía del FCSF, ésa y otras propiedades colindantes para estación y vías. Sobre este fondo hay que leer la versión del Dr. Lorenzo Ortiz acerca de la formación de colonia.
En relación a las críticas formuladas a la versión del 1900, éstas apuntan a desacreditarla poniendo énfasis en el proceso de formación del pueblo. En este sentido, el Dr. Ortiz estaría de acuerdo con muchas de las afirmaciones que contienen estas críticas puesto que el autor habla no de la constitución de la planta urbana en la que reconoce explícitamente que los primeros habitantes urbanos fueron Zurbano y Kiener en 1903. Lo que afirma el autor para justificar el nacimiento y por tanto, la conmemoración de los cincuenta años de la comunidad es la referencia a la radicación de un agricultor en La Penquita en 1900 con el que se inicia la formación de la colonia.
A esta afirmación se le puede formular dos tipos de críticas. Una es el criterio utilizado. Sin lugar a dudas focalizar la atención en el proceso de constitución del ejido urbano es más relevante a la hora de determinar el nacimiento de un pueblo. Aunque como hemos visto al respecto quienes argumentaron contra la versión de 1900 tampoco se han puesto de acuerdo. Lo que prevaleció o se impuso fue la decisión política de considerar el nacimiento de la comunidad apelando a la formación de la colonia. Otro tipo de crítica es la que refiere a las evidencias empíricas que ofrece: la existencia del primer colono agricultor a partir de las afirmaciones de unos de los pobladores más antiguos. Ya se ha señalado la debilidad de la evidencia presentada. No obstante de su relato se derivan otros elementos que no son suficientemente valorados como los núcleos de población criolla preexistentes, la Estancia de Las Varillas a cuatro kilómetros de lo que será el núcleo urbano. La emergencia de Las Varillas es el resultado de una conjunción de elementos que provienen de la primera colonización criolla que se manifiesta en la existencia de núcleos de población anteriores incluso al 1900. Reiteramos el interrogante que se ha formulado en el desarrollo del presente trabajo: ¿por qué no considerar a estos pobladores como los primeros pobladores del espacio que antes de 1900 ya se denominaba paraje de Las Varillas?
Nuestra posición manifiesta que la versión del 1900 debe ser sostenida por dos razones fundamentales. En primer lugar, debe sostenerse no porque sea la que mejor da cuenta de la formación de la colonia o del pueblo sino por su carácter problemático. Es la que deja abierta la controversia respecto a los orígenes para ser llenada con los aportes que irán a surgir de posteriores investigaciones históricas. Por otra parte, esta versión tiene un valor que no está vinculado –como se ha manifestado- a un determinado referente empírico, un acontecimiento particular, sino que dicha versión del 1900, en tanto momento fundante, dota de significado, al surgimiento de Las Varillas; y en este sentido, se constituye en una respuesta a esta imposibilidad de dar una explicación acabada de los orígenes, y como tal, es una respuesta abierta que dejar sin resolver las controversias en torno dichos orígenes. De este modo, abre nuevas posibilidades a la producción histórica, y a la construcción a partir de dicho conocimiento de nuevas respuestas que no invalidan la versión del 1900 sino que la enriquecen. Lo que prevaleció, pues, en 1950 fue la decisión política de conmemorar la formación del pueblo remitiendo la mirada a la formación de la colonia como instancia fundacional, de este modo “prevaleció” o se “impuso” una determinada simbolización de los orígenes que con el correr del tiempo ha adquirido un valor en sí mismo, que no tiene que ver con “la verdad histórica acerca de la fundación sostenida en tal o cual hecho”, sino con una cuestión más sencilla y profunda que es el de la conmemoración de dicho momento fundante.
Si hoy quisiéramos revisar tal decisión valorando a partir de otras claves, de otros marcos de referencia dicho nacimiento, también deberíamos asumir una decisión política, que sería igualmente más o menos arbitraria que la se tomó en 1900, porque no se garantiza con ello que emerjan otras voces argumentando que otros marcos y hechos históricos son más relevantes que las que se han tomado para revisar la versión de 1900; y que por consiguiente, otro u otros serían los fundadores. Es por ello que nuestra posición es diferenciar lo que tiene de contenido empírico la versión –discutible y pasible de ser enriquecida con la producción histórica local y regional- y el valor de la conmemoración que trasciende a dicho contenido empírico. En este sentido, el 1900 es una puerta que nos permite comunicarnos con las raíces criollas que nos vuelven más viejos de lo que somos y hacia el futuro devolviéndonos un rostro más joven, pero siempre esperanzador.
Otro de los componentes de esta matriz formadora –como ya se ha señalado- está representada por el ferrocarril. A la hora de valorar la influencia de este factor en la formación de la colonia y del pueblo de Las Varillas, hay que considerar no sólo su llegada sino las expectativas que genera la proyección del tendido del ramal de San Francisco a Villa María del FCSF entre colonos y propietarios de las zonas colindantes. El ferrocarril al valorizar las tierras que atravesaba alentó a los propietarios de tierras a ingresar al rentable negocio de la subdivisión y venta a los colonos o del arrendamiento. Por otra parte generaba condiciones para el poblamiento de la zona al facilitar la exportación agrícola y las comunicaciones. Con el tendido del ramal se acortaban las distancias, se reducían los fletes, aumentaba el volumen de lo transportado. Estas posibilidades que abría el ferrocarril movía a los colonos a radicarse en su zona de influencia. La creación de una estación potenciaba aún más estos efectos al convertirse en factor aglutinador de núcleos urbanos. En el marco de estas posibilidades abiertas por el tendido del ramal del FCSF se inscribe la decisión de los Alvarez Luque dueños de importantes extensiones de tierras en la zona de vender parte de su propiedad en el lugar llamado “Laguna de la Vaca”, y transferir a la Compañía del FCSF, ésa y otras propiedades colindantes para estación y vías. Sobre este fondo hay que leer la versión del Dr. Lorenzo Ortiz acerca de la formación de colonia.
En relación a las críticas formuladas a la versión del 1900, éstas apuntan a desacreditarla poniendo énfasis en el proceso de formación del pueblo. En este sentido, el Dr. Ortiz estaría de acuerdo con muchas de las afirmaciones que contienen estas críticas puesto que el autor habla no de la constitución de la planta urbana en la que reconoce explícitamente que los primeros habitantes urbanos fueron Zurbano y Kiener en 1903. Lo que afirma el autor para justificar el nacimiento y por tanto, la conmemoración de los cincuenta años de la comunidad es la referencia a la radicación de un agricultor en La Penquita en 1900 con el que se inicia la formación de la colonia.
A esta afirmación se le puede formular dos tipos de críticas. Una es el criterio utilizado. Sin lugar a dudas focalizar la atención en el proceso de constitución del ejido urbano es más relevante a la hora de determinar el nacimiento de un pueblo. Aunque como hemos visto al respecto quienes argumentaron contra la versión de 1900 tampoco se han puesto de acuerdo. Lo que prevaleció o se impuso fue la decisión política de considerar el nacimiento de la comunidad apelando a la formación de la colonia. Otro tipo de crítica es la que refiere a las evidencias empíricas que ofrece: la existencia del primer colono agricultor a partir de las afirmaciones de unos de los pobladores más antiguos. Ya se ha señalado la debilidad de la evidencia presentada. No obstante de su relato se derivan otros elementos que no son suficientemente valorados como los núcleos de población criolla preexistentes, la Estancia de Las Varillas a cuatro kilómetros de lo que será el núcleo urbano. La emergencia de Las Varillas es el resultado de una conjunción de elementos que provienen de la primera colonización criolla que se manifiesta en la existencia de núcleos de población anteriores incluso al 1900. Reiteramos el interrogante que se ha formulado en el desarrollo del presente trabajo: ¿por qué no considerar a estos pobladores como los primeros pobladores del espacio que antes de 1900 ya se denominaba paraje de Las Varillas?
Nuestra posición manifiesta que la versión del 1900 debe ser sostenida por dos razones fundamentales. En primer lugar, debe sostenerse no porque sea la que mejor da cuenta de la formación de la colonia o del pueblo sino por su carácter problemático. Es la que deja abierta la controversia respecto a los orígenes para ser llenada con los aportes que irán a surgir de posteriores investigaciones históricas. Por otra parte, esta versión tiene un valor que no está vinculado –como se ha manifestado- a un determinado referente empírico, un acontecimiento particular, sino que dicha versión del 1900, en tanto momento fundante, dota de significado, al surgimiento de Las Varillas; y en este sentido, se constituye en una respuesta a esta imposibilidad de dar una explicación acabada de los orígenes, y como tal, es una respuesta abierta que dejar sin resolver las controversias en torno dichos orígenes. De este modo, abre nuevas posibilidades a la producción histórica, y a la construcción a partir de dicho conocimiento de nuevas respuestas que no invalidan la versión del 1900 sino que la enriquecen. Lo que prevaleció, pues, en 1950 fue la decisión política de conmemorar la formación del pueblo remitiendo la mirada a la formación de la colonia como instancia fundacional, de este modo “prevaleció” o se “impuso” una determinada simbolización de los orígenes que con el correr del tiempo ha adquirido un valor en sí mismo, que no tiene que ver con “la verdad histórica acerca de la fundación sostenida en tal o cual hecho”, sino con una cuestión más sencilla y profunda que es el de la conmemoración de dicho momento fundante.
Si hoy quisiéramos revisar tal decisión valorando a partir de otras claves, de otros marcos de referencia dicho nacimiento, también deberíamos asumir una decisión política, que sería igualmente más o menos arbitraria que la se tomó en 1900, porque no se garantiza con ello que emerjan otras voces argumentando que otros marcos y hechos históricos son más relevantes que las que se han tomado para revisar la versión de 1900; y que por consiguiente, otro u otros serían los fundadores. Es por ello que nuestra posición es diferenciar lo que tiene de contenido empírico la versión –discutible y pasible de ser enriquecida con la producción histórica local y regional- y el valor de la conmemoración que trasciende a dicho contenido empírico. En este sentido, el 1900 es una puerta que nos permite comunicarnos con las raíces criollas que nos vuelven más viejos de lo que somos y hacia el futuro devolviéndonos un rostro más joven, pero siempre esperanzador.