Durante la novena patronal, el lunes pasado, en su homilía el Padre Miguel Chiabrando recordó fugazmente la Consagración del Templo de Las Varillas, porque se cumplen 50 años. No sé si precisó el día.¿Por qué, siendo a la Iglesia tan querido en celebrar los aniversarios y efemérides, aquí apenas fue una modesta mención?
En el lugar donde están depositados los objetos del Museo Regional, debería todavía estar un cuadro de considerables dimensiones, que enmarca un pergamino. En el mismo están las firmas del Obispo consagrante, Monseñor Ramón Castellano, de los miembros de la Comisión Pro Templo, y de numerosísimos fieles, de los cuales algunos aún viven.
Un dato, también de importancia, es que el pergamino no está impreso, sino que ha sido pintado a mano y sus viñetas son (o eran) de una factura exquisita. Pertenecen al prestigioso pintor Fernando Bonfiglioli. El mismo es el autor de muchos de los frescos que embellecen la Catedral de Villa María (en esta ciudad hay un Museo que lleva su nombre); el fresco que adornaba sobre el altar mayor, con san Miguel Arcángel lanceando al demonio en la iglesia de Alicia, también (ahora ya no está más); algunos de sus cuadros están el Caraffa y el Palacio Ferreyra de Córdoba.
En fin, un pergamino valioso por varios motivos.
Sería interesante que fuera expuesto para el regocijo del público en tiempo y lugar que consideren oportuno, por dos razones: para recordar los 50 años del templo, y en adhesión de los 108 de la fundación de La Varillas, que también se están celebrando.