El conflicto del SUOEM mostró un nuevo aspecto desagradable de la gestión de Rujinsky: presión y amenazas a los empleados contratados.
Una antigua estrategia política que vuelve a ponerse en práctica.
El conflicto del SUOEM con el Poder Ejecutivo se extendió más de lo que se esperaba y la situación parece no encontrar solución que deje conforme a los empleados municipales; quienes rechazaron dos ofertas del Intendente por considerarlas insuficientes.
En medio de la negociación, reina un clima de desconfianza hacia las autoridades municipales que agudiza el conflicto: Rujinsky durante la campaña electoral 2007 había prometido que si triunfaba, al momento de asumir les realizaría un aumento del 20%. Todavía esperan.
Hoy, los “nuevos” argumentos no convencen a un sector que sigue aguardando mejoras salariales. Por otra parte, se ha incrementado, en plena “Emergencia Económica”, la planta de personal municipal y la incoherencia de los actuales funcionarios que antes fueron oposición y apoyaban a los empleados, ahora, la conveniencia política los hace cambiar de opinión.
Se pone en práctica un viejo método para dar solución al conflicto: amenaza de despido “encubierto” a empleados contratados.
Ésta modalidad, además de atentar contra la dignidad de los trabajadores, expresa la incapacidad de negociación de un gobierno, que no consigue dar solución a un sector de la comunidad que reclama por sus derechos, y pretende generar el temor entre los empleados que ante la necesidad, deben declinar en su lucha por miedo a perder la fuente laboral.
Una antigua estrategia política que vuelve a ponerse en práctica.
El conflicto del SUOEM con el Poder Ejecutivo se extendió más de lo que se esperaba y la situación parece no encontrar solución que deje conforme a los empleados municipales; quienes rechazaron dos ofertas del Intendente por considerarlas insuficientes.
En medio de la negociación, reina un clima de desconfianza hacia las autoridades municipales que agudiza el conflicto: Rujinsky durante la campaña electoral 2007 había prometido que si triunfaba, al momento de asumir les realizaría un aumento del 20%. Todavía esperan.
Hoy, los “nuevos” argumentos no convencen a un sector que sigue aguardando mejoras salariales. Por otra parte, se ha incrementado, en plena “Emergencia Económica”, la planta de personal municipal y la incoherencia de los actuales funcionarios que antes fueron oposición y apoyaban a los empleados, ahora, la conveniencia política los hace cambiar de opinión.
Se pone en práctica un viejo método para dar solución al conflicto: amenaza de despido “encubierto” a empleados contratados.
Ésta modalidad, además de atentar contra la dignidad de los trabajadores, expresa la incapacidad de negociación de un gobierno, que no consigue dar solución a un sector de la comunidad que reclama por sus derechos, y pretende generar el temor entre los empleados que ante la necesidad, deben declinar en su lucha por miedo a perder la fuente laboral.
Una vez más, advertimos la forma de gestionar de este gobierno, que no tiene en sus prioridades atender las urgencias de los sectores más olvidados y prefiere hacer callar a través del miedo.
El pueblo no tolera las mentiras ni las presiones, y así lo entienden los empleados municipales, que se mantienen firmes esperando una pronta solución que les permita seguir trabajando, pero esta vez: con una remuneración digna.
