martes, 24 de febrero de 2009

Amistad, bochas y "Queco" en el corazón


Cae la tarde en Las Varillas. En la Avenida Centenario, un grupo de amigos, se reúne en su tradicional cancha de bochas “Queco Romano”. Picada de por medio y un par de cervezas después del partido, son la excusa perfecta para compartir un buen momento y celebrar el cumpleaños de dos miembros del grupo.
Como hace poco más de dos décadas, la Cancha de Bochas de la Clase 1928 ha dejado de ser solo un ritual deportivo. Allí, esos abuelos, renuevan energías y alimentan el espíritu, para combatir el paso de los años.
Hace aproximadamente 8 años, juegan en la cancha ubicada a un costado de la Avenida Centenario. Ellos mismos la contruyeron con materiales donados y se ocupan del cuidado. Aunque en varias oportunidades sufrió daños ocasionados por las travesuras de los niños, la mantienen en perfecto estado.

Bochas y algo más…

Eldo Viola, Ramón Fonseca, Oscar Borello, Miguel Gaido, Oreste Cavaglia, Aldo Mossello, Gerardo Roteda, Lázaro Ludueña, Olivo Mayorga, Eleuterio Trucco, Félix Guzmán, Domingo Fantini, y el mayor de grupo, de 84 años, Florentino Paviolo, se reúnen lo días jueves, sábados y domingos. La mayoría de ellos, supera los 80. Sin embargo, la edad no ha sido problema para seguir practicando este deporte.
Los "muchachos" de la Clase ´28

“ A veces pasan médicos por la cancha y nos dicen: Seguro que si tienen que hacer gimnasia, no hacen – comenta Don Fonseca –pero mientras podamos agacharnos, seguimos.”
“Este es nuestro pasatiempo”, dice Don Eldo Viola, quien desde hace varios años, forma parte del grupo. En sus palabras expresa el significado que tiene para él este lugar, que a pesar de ser pequeño por su extensión, es grande en cuanto al valor sentimental que representa.
Con cada partido, se conocen todas las noticias del pueblo. “Ahí se sabe todo- señala Fonseca- es como una peluquería.”Así, entre bochas, comentarios, risas, se pasa la tarde".

Por siempre, “Queco” Romano.

Don “Queco” Romano, como lo conocían sus allegados, fue uno de los primeros jugadores. Romano era oriundo de Sacanta y un aficionado bochófilo.
Al llegar a Las Varillas, enseguida se puso en contacto con amigos para formar un grupo y continuar practicando esa disciplina. Después de su muerte, sus compañeros decidieron bautizar la cancha con su nombre.
Según lo define, Ramón Fonseca, “era el más entusiasta jugador de bochas".
Con el tiempo, el grupo fue sumando amigos. Algunos de los pioneros, como Olivo Mayorga y Ramón Fonseca continúan con esta linda tradición. Otros, ya partieron, como Queco , Don Algarbe y Don Murúa, pero siguen presentes en el corazón de sus compañeros.


Florentino Paviolo y Oreste Cavaglia, después de un partido



Fotos: Pablo Valletto