Mil ochocientos cincuenta años antes de Cristo (1852 a.C.), el Patriarca Isaac le da la bendición a unos de sus hijos mellizos y se la niega al otro. Isaac es engañado “astutamente” por su hijo menor, y creyendo bendecir al primogénito, lo hace con el sagaz segundón. Cuando la bendición es realizada, y aunque el tiempo certifique la equivocación, no tiene retorno.Los candidatos a Intendente de Las Varillas, recorrieron la ciudad convocando y bendiciendo a los hombres que los acompañarán en su lista. La elección no fue tarea fácil. A los circunstanciales “patriarcas” no les disgusta la tarea, porque casi todos, sienten “poder” al bendecir a los ocasionales acompañantes. El criterio de selección es variado: trayectoria social, en primer lugar, como debe ser; proyecto compartido, segundo; “del Partido”, tercero. Si los últimos, la más destacada virtud que poseen es la del acompañamiento leal de los “patriarcas”, les espera tener que aguardar la bendición sosteniendo una ingrata obsecuencia de simpatía forzada, para que el ofrecimiento no se postergue. Si se mueven al ritmo del titiritero, mejor. Muy sagaces, muy astutos.
Abundancia de carencias
Los principales políticos locales economizaron esfuerzos en estos años para un fortalecimiento institucional a través de la capacitación política de nuevos dirigentes. ¿Evitar la competencia? Algunos justifican, hasta la demagogia, su ausencia en la política sosteniendo que necesitaban un “retiro espiritual” político, que solo brinda el llano. Otros consideran a eso oportunismo de adversidad. Toda una política “ombliguista”. Hay que atender el negocio propio, cuando el de la política genera saldo negativo.
Ante la “ausencia” de poder político propio, se hace evidente, muy evidente, en dirigentes de experiencia la falta de compromiso en generar nuevos líderes políticos. Los motivos: no quieren, no saben o no pueden. Jóvenes Políticos: “No hay camino, se hace camino al andar…”.
Primero lo último
Cuando los plazos de presentación de listas expiran, los dirigentes comienzan su “Acción Política”, que se reduce al reclutamiento de nombres que reúnen el combo exigido para cumplir alguna función, tarea que muchos de los ocasionales “bendecidos” ni soñaron en cumplir.
Dirigentes preparados en instituciones solidarias, muchos. Empresarios en tiempos de bonanza económica, hoy: “no disponibles” para la cosa pública. Ciudadanos preparados para la función que intentan postularlos, pocos. Ante el interrogante, ¿por qué están los de siempre? Los dirigentes “astutamente” responden: “Buscamos gente nueva, pero no aceptan”. Autocrítica de dirigentes políticos: cero. Autocrítica ciudadana: doble cero.
La función de los líderes políticos es generar líderes, no solamente seguidores. Los dirigentes políticos demandan lo que no generan. Este sistema es tan inviable para este tiempo de necesidades reales inmediatas como interminable, y problemático.
Los candidatos intentaron armar la lista que quieren; pero el tiempo dice que finalizan su cónclave interno de selección, armando la que pueden. Querer no es “Poder”. ¿Y si comenzamos por el principio?