lunes, 9 de junio de 2008

Historia varillense: EL LIBRO HISTÓRICO de Enriqueta Funes.


Para pagar la doble deuda...

HACIA DONDE VAMOS

En algunas oportunidades, aunque sin secuenciación, en los últimos años, algunos varillenses se han remitido al Libro Histórico de Enriqueta Funes como un referente de importantísimo valor, a tal punto que se les mostró como imprescindible.

Pero debemos decir que, a nuestro parecer, lo hemos utilizado como un libro de consulta ocasional, pero que no se lo ha aprovechado para el estudio, el análisis, para la discusión; tampoco para lectura curiosa, un tanto informativa; ni como pasatiempo. Quizás nos sucede a los ciudadanos varillenses con Enriqueta Funes, lo que a los argentinos con J.L. Borges, que es el autor más citado pero menos leído. Estamos de acuerdo con que es una obra … conocida por muy pocos (Las Varillas Hacia el Siglo, pág. 1). ¡Pero cómo podría ser conocido por muchos un libro inédito!

La intención de este trabajo es instar a que el Libro Histórico sea publicado, de tal modo que no solo los lectores locales sino que quien quiera pueda acceder a él, y extraer la excelente materia que su contenido ofrece, de modo que los enriquecimientos institucionales y personales puedan llegar a los que apelen a sus páginas. No nos importaría que este agradable empeño -para nosotros- que tenemos hoy, sea olvidado en el futuro, si se ha hecho heredero junto con todos, de la edición del escrito de Enriqueta Funes. Así se habrá pagado la doble deuda: la que se tiene con la misma Enriqueta Funes y la que se tiene con Las Varillas.


EL TESORO. SUS CUSTODIOS

Es un volumen, en lo que se interpreta como manuscrito por la propia autora, que se ve como un usual libro de actas de aquella época: es de 30 cm de largo por 20 de ancho, con 20 páginas escritas. Todo esto en las fotocopias que disponemos.

En la pág. 1, lo que sería la tapa del LIBRO HISTÓRICO, en un dibujo a tinta china que la abarca toda, arriba de un libro apenas abierto está este título sobre un estandarte (?); también en la parte superior un cóndor o águila con la alas desplegadas, y, en la inferior, la fecha 1931. Con grandes letras: ESCUELA NACIONAL Nº 23 “GOBERNACIÓN DE LA PAMPA”. En la página 3, ocupando la mitad, están dibujados un engranaje, chimeneas y una industria, y: LAS VARILLAS. Para no demorar en detalles descriptivos, va una reproducción en tamaño reducido de ambos dibujos.

Este precioso tesoro es preservado por sus naturales custodios, como no podría ser distinto porque les corresponde como patrimonio, las autoridades de la Escuela Dalmacio Vélez Sársfield de esta ciudad. El celo con que lo hacen merece ser reconocido.


LAS REFERENCIAS. Y LAS OMISIONES

Es de admitir que el Libro Histórico tuvo su gran renacimiento, después de un largo período de latencia, en 1990, año durante el cual el Intendente Don Juan Pablo Rujinsky había resuelto celebrar los 90 años de Las Varillas, en comunión con el Centro Comercial, cuyo Presidente era Don Eduardo Englander. En la suma importante de actos, se le había obsequiado al Lord Mayor de la ciudad, un facsímil de este Libro. El periódico El Heraldo (Año XXV, Nº 1.038, del 19-12-91), registra así escuetísimamente el gesto que se había realizado dentro del programa de presentación del libro Las Varillas Hacia el Siglo: En la continuidad del acto las autoridades de la Escuela Normal Superior Dalmacio Vélez Sárfield representadas por la rectora Mirta Bosso de Larghi y el ex Rector José Nieto entregan al Dr. E. Vidal del facsímil del Libro Histórico de Enriqueta Funes. Y por supuesto también los medios de comunicación oral se hicieron eco, subrayando su importancia con mayor profusión informativa.

Pero un territorio de mayor relevancia ocupa en la mencionada obra Las Varillas Hacia el Siglo. En efecto, en su portada aflora manuscrito (cuya caligrafía no corresponde al original) un breve párrafo tomado del último tramo de la pág. 7. Y más todavía, las primeras páginas (1, 2 y 3) en lo que hace a la parte formal del libro, están dedicadas al HOMENAJE A ENRIQUETA FUNES y se trascriben luego tres títulos tomados de entre los primeros. Se recuerda esta obra nuevamente en la pág. 68 y también en la 97.

Fue en ese tiempo en que consiguiéramos las fotocopias y que nos proporcionara con cordial generosidad la Dirección de esa Escuela. Pasados algunos cuantos años, algunas páginas, dado a las limitaciones tecnológicas de aquellos tiempos, se tornaron ilegibles; desde la Dirección correspondiente al 2007, en otro gesto de pródigo servicio, compensaron ese descoloramiento con nuevas y esta vez sí claras fotocopias. Este trabajo se ha ido construyendo a partir de este y aquel material.

Nuevamente, en Crónica de una Pasión Educativa (1996), libro publicado en conmemoración de los 90 años de la ex-Escuela Nacional Nº 23 y 50 años del Dalmacio Vélez Sársfield, se destaca con ponderación tanto su acción de Directora como a la de autora del Libro Histórico (pág. 7-8 y 10-11).

Es desde estos dos grandes momentos que la obra de Enriqueta Funes ha obtenido en su sector escolar una merecida aunque no suficiente veneración; quizás por desconocimiento, quizás por no tenerlo a mano, la población y los ámbitos educativos en general, insistimos, no han acudido con frecuencia a sus páginas. Aquellos dos eventos despertaron, sin embargo, la curiosidad de no pocos.

Como consecuencia de satisfacer esa curiosidad, hay quienes advirtieron que allí estaba en estado de preservación otro gran olvidado: gracias a Enriqueta Funes -que sí se acordó porque le dedica dos importantes párrafos elogiosos, como a ninguna otra de las tantas personalidades que desfilan por su libro-, se le brindó el postergado reconocimiento: el Doctor Lorenzo Ortiz. Es así que el aquel entonces Intendente Omar Basso conjuntamente con la Escuela Dalmacio Vélez Sársfield le erigieron un monumento en los jardines de las misma, esto el 17-09-99; el texto en la plaqueta que le rinde honores, pertenece al Libro Histórico de Enriqueta Funes, el cual reza: “… hay que reconocerle: dinamismo, ideas, amor …”. Sobre esta apología volveremos más adelante.

Estas palabras se reiteran el 01-03-04, cuando el Intendente Contador Fernando Coiset descubre la plaqueta inaugural del Complejo Dr. Lorenzo Ortíz, en el ex Banco de la Provincia de Córdoba.

El libro de Luis Valletto, Y si no son 90, … ¡qué importa!, todavía inédito, le dedica un par (?) de páginas. Destaca el significado e importancia de este escrito, y se detiene brevemente en dos títulos: Fundación y Primeros Pobladores, que obviamente son los que están en consonancia con el desarrollo de su exposición. Le reproduce fragmentos sin que se vislumbren posiciones netas en una y en otro sentido en lo relativo a la polémica.

Se queja de que Paradójicamente, su escrito (el de Enriqueta Funes) permanece inédito. Triste lamento que nosotros también compartimos.

No hemos encontrado, aparte de las señaladas, otras referencias explícitas; seguramente las habrá. Estamos ansiosos de que nos las señalen con la modalidad que se considere más conveniente, porque así será posible incorporarlas a este modesto trabajo que estaremos siempre dispuestos a corregir, a suprimirle y a aumentarle.

Pero sí podemos enunciar las omisiones.

La primera, y quizás más significativa, es la del Album recordativo de la colonia y pueblo de Las Varillas del Dr. Lorenzo Ortíz, publicado en 1950. Porque nuestra hipótesis a comprobar es que el Dr. Lorenzo Ortíz conoció el Libro Histórico.

A los en sumo grado enfáticos elogios que la autora le brindó más de una década antes, se podría conjeturar que Ortíz tuvo en sus manos aquel manuscrito, porque hace su devolución a Enriqueta Funes en el Álbum recordativo, aunque con parquedad: … de tan larga y meritoria influencia en la historia de la instrucción y educación de los niños varillenses. Al cumplir sus bodas de plata en la dirección de la escuela Nº 23, en 1946 fue objeto de expresivas demostraciones de afecto y respeto que habíase conquistado en el vecindario. Pero no da noticias del Libro Histórico. (Siempre que nos refiramos al Álbum recordativo no daremos el número de páginas porque éstas no están enumeradas).

Enriqueta Funes le había dedicado la siguiente apología (entre 1931 y 1938) en el segmento titulado La Biblioteca Popular “Sarmiento”: El Dr. Lorenzo Ortiz, como Presidente de esta Institución puso a disposición de la obra de la Biblioteca, sus mejores ideas, su dinamismo jamás desmentido y sobre todo, un amor que quizás le hizo más llevadera cuanta contrariedad y cuanto sinsabor le ofreció la prosecución de sus ideas. Tanto empeño desinteresado, tanto buen propósito sabiamente encaminados han triunfado ampliamente. (…) Todo ello da somera idea de la magnitud de la obra presidida por el Dr. Ortíz, de la que “Las Varillas” se siente orgullosa y a la que ha prestado, hay que reconocerlo, decidido apoyo; como lo que hace con toda obra que tienda a cimentar progreso; …

¿Pudo el Dr. Ortíz, aunque hubiera sido el más modesto, el más humilde, el más distraído de los hombres, haber estado ajeno a este panegírico? En su Prólogo expresa que En la recopilación (…) sin pretensiones (…) sólo ha privado el deseo de salvar del olvido el material que “los vecinos han venido acumulando”. (El entrecomillado es nuestro).

Porque bien pudo en su historia de 1950 remitirnos al Libro Histórico, como lo hace, por el contrario cuidadosamente, cuando trata sobre el topónimo Las Varillas, citando La Villa del Rosario del Padre Grenón, y le transcribe un largo párrafo.

Llama la atención que en la historia de Ortiz no se recuerde el escrito de Enriqueta Funes. Pero si se realiza un paralelo entre ambos trabajos, se podrá advertir que algunos títulos se repiten conceptualmente, con leves o grandes variantes, y que, ciertos temas que expone ésta, resultan esbozos de los ofrece con más amplio desarrollo aquél. (Como muestra: Situación - Ubicación; Fundación- Antecedentes que merecen recordarse (aquí los títulos son distintos); Etnografía - Población; Origen del nombre - Origen del nombre Las Varillas …).

Es más: compárese el primer párrafo del escrito de Enriqueta Funes, con el primero de Lorenzo Ortiz que incluye después del título Migración Epónima; aquí más que semejanza hay casi igualdad, la que se ganará el asombro tanto nuestro como el de los lectores. Veamos:

Enriqueta Funes escribe: Más o menos hacen 29 años, nadie hubiera sospechado que en esta llanura pródiga y abierta a todas las posibilidades del hombre de trabajo; el horizonte interrumpido aquí y allá por “montes” de: espinillos, algarrobos y chañares; iba desdibujarse de las pinceladas del paisaje quieto y amable, para erguirse de “trojes” repletas de maíz, en parvas doradas de trigo. Poblándose de rumores, de labranzas, como si fuera un canto de optimismo a la tierra.-

Y Ortíz: Nadie hubiera sospechado hace cincuenta años que esta llanura pródiga y abierta a todas las posibilidades del hombre de trabajo, con un horizonte inmenso, interrumpido acá o allá por montecillos de arbustos achaparrados, iba a desdibujarse de las pinceladas de paisaje quieto y uniforme en su monotonía horizontal, para erguirse en trojes repletas de maíz, en parvas doradas de trigo, o poblarse de rumores de labranza, cual si fuera el amanecer optimista de una tierra adormilada…

Con esta muestra, la hipótesis de que Ortiz conoció el escrito de Enriqueta Funes, concluye como categóricamente verificada. Se podrían agregar más minuciosidades en este sentido para reforzar la conclusión, pero eso significaría excederse más allá en los propósitos de nuestro trabajo: las mismas podrán ser el tema dominante para el desarrollo de otro u otros.

Para penetración de los perspicaces que deseen bucear más profundamente, quede el discernir que quien dio letra a quien, como una cuestión para maximizar el conocimiento. El resultado, de cualquier manera, ni le sumará ni le restará méritos a una o a otro. Ya se sabe: tanto en el dar como en el recibir, se necesita de mucha generosidad. A ninguno de ambos le faltó.

Nosotros arriesgamos como disparador para la indagación, el elogio que “aparentemente” se hace a sí misma Enriqueta Funes en la pág. 13, que encontramos al cierre del tramo en que historía la Escuela Nº 23; desconcierta, en cierto modo, no porque no lo merezca (se ganó muchos más), sino que esta autoapología no coincide con las imagen de modestia y sobriedad que trasmitieran los que la conocieron; dice de sí misma en su libro: La actual Directora, la Señorita Enrique Funes, goza del más alto concepto que un maestro de verdad pueda ambicionar del pueblo cuyos hijos educa.

Nuestra aventurada y provisoria interpretación, es que este párrafo no le pertenecería y que ha sido incluido a instancias del Dr. Ortíz. Éste había precedido en diez años, (1910), la llegada de Enriqueta Funes (1920) a Las Varillas. Su biografía lo muestra desde el primer momento insertado en todas las nacientes instituciones y motorizando iniciativas varillenses, de cualquier naturaleza que fueran; su conocimiento y compenetración de todo el quehacer y devenir del pueblo era, obviamente, exhaustivo; tuvo, además, la fortuna de alternar con los pioneros sobrevivientes de las dos colonizaciones -la criolla y la gringa- en el nacimiento de nuestro pueblo.

Entonces es factible la deducción de que estaba en óptimas condiciones de brindar buenas nuevas a la benemérita Enriqueta Funes, y además, de proporcionarle aquel elogio.

Al declararse ciudad al pueblo de Las Varillas en 1968, y teniendo como operador principal al Intendente Isidro Calvo Alvarez, dentro de un nutrido conglomerado de expresiones celebratorias durante el año 1969, que están debidamente documentadas, se edita el libro Ciudad de Las Varillas (15-04-69), con la autoría de Roberto Reyna. Quienes lo acompañaron en la tarea, recuerdan sí que se valió del escrito de Lorenzo Ortíz, pero no así el de Enriqueta Funes, por la simple causa de que no se sabía de su existencia.

Otra omisión es la de El Heraldo A Las Varillas en su 75 Aniversario. En el Capítulo Primero se establecen para el devenir de Las Varillas dos Etapas: la Primera, hasta el Cincuentenario, retransmite lo escrito por el Dr. Ortiz, de modo que le cabe lo ya dicho más arriba; en la Segunda, también silencio. Pero en el Capítulo Segundo, dedicado a la Educación Pública, en el tramo que le corresponde a la Escuela Nacional Nº 23, se publica literalmente el material que enviaran las autoridades de la misma. En la pág. 28, en la primera columna y hacia la mitad, se reseña con brevedad la acción de la Directora Enriqueta Funes, pero tampoco se menciona su libro.

En 1990 “G.M.Z. Ediciones” lanza dos libros que hacen a la historia: Museo Regional Las Varillas Preservando el Futuro, y Don Medardo, … desde los orígenes construyendo el futuro. Ninguno de ambos incluye el Libro Histórico en su bibliografía. Podemos aseverar y con total certeza que esto sucedió por desconocimiento; de haberse dispuesto del mismo, es segurísimo que se le habría sacado buen provecho.


ENRIQUETA FUNES: LA AUTORA

Aunque presentada como Acotaciones para una biografía, en Crónica de una pasión educativa (pág. 10 y 11), es en donde se especifica la mayor cantidad de información biográfica de Enriqueta Funes; además le suman pormenores de los homenajes que se le brindaran post mortem.

Abreviamos de ese esquema biográfico, que recomendamos leer, con lo que sigue. Nació en 1890 en Villa Mercedes (San Luis), ciudad en la que se gradúa de maestra. En Suco y Ballesteros comienza a ejercer la docencia y en 1920 es nombrada Directora de la Escuela Nacional Nº 23 de Las Varillas, en cuya función permanece hasta 1946, con un accionar, en lo que hace a su escuela, de constante y fecunda creatividad.

Fallece en 1952 en La Paz (Cba.), donde residió a partir de su retiro. Las honras que recibió, en calidad y cantidad, son en sumo grado elocuentes: permanecen como testimonio de cuanto se apreció su sobresaliente impronta educativa.


EL LIBRO HISTÓRICO

Estructura y aspectos formales. Estilo. La fecha - las fechas. Fuentes.Estructura y aspectos formales.

Algo ya hemos adelantado al comienzo, en El Tesoro. Sus custodios; ahora agregamos un poco más para acercarlo descriptivamente a los lectores que lo desconocen.

Con un recorrido lineal, después de la introducción, incluye 14 títulos, a saber: Generalidades - Situación Etnografía - Fundación - Origen del Nombre - Primeros Pobladores - Instrucción Pública Escuela Nacional Nº 23 “Gobern. De La Pampa” - Escuela Nacional Nº 110 - Escuela Provincial “Bernardino Rivadavia” - Colegio de Las Hermanas Dominicas - La Biblioteca Popular “Sarmiento” - Profesionales - Las Varillas en la Actualidad.

Obviamente, el más amplio espacio está dedicado a la educación, comprendiendo seis títulos. El de mayor extensión es el último, en el que realiza una radiografía de Las Varillas de su tiempo. De las escuelas, como es natural, consagra más renglones a la Escuela Nº 23; lo mismo sucede con la Biblioteca “Sarmiento”. El más reducido, con ocho líneas, al Colegio de las Hermanas Domínicas; dos para el San Martín.

Apela con mucha frecuencia al entrecomillado, como recurso quizás para remarcar con énfasis ciertas palabras, como: “montes”, “trojes”, “Las Varillas” (siempre que se refiere topónimo lo hace así), “isleta”, “abuelos”, “padres”, “hijos”, etc.

Recurre al guión o raya después de cada punto y aparte, cosa que puede sorprender a los lectores jóvenes, pero que es observable en no pocos manuscritos de la época.


ESTILO

Es cierto que se esmera en brindar información, mas lo que se puede apreciar con evidencia desde el primer renglón, es la entonación épica: es consciente de que está cantando al nacimiento y desarrollo de un pueblo y a la prominente estampa de una Escuela, cuyos futuros están presentes en el dinamismo de las personas que los impulsan; cree que lo suyo, acaso más tarde que temprano, servirá de mojón inicial para quienes quieran repensar Las Varillas desde su identidad. Esto se encarrila con el tono panegirista de muchos de sus párrafos, los que alterna cadenciosamente con los que registran explícitamente datos de suma importancia. Constituyen, muchos segmentos, una suma de himnos para ensalzar distintas circunstancias, como hechos, personas, instituciones, objetos y elementos, y hasta el mismo paisaje. En color de retórica solemne en que ello redunda, es del gusto de aquellos tiempos y que todavía perdura, como se puede verificar sobre en todo en los discursos de los actos escolares que se realizan en nuestra Patria, lo cual hacía a la misión de carácter comprometido de nuestra autora.

Por eso se invita por sí mismo a ser leído no sólo como una historia, sino también como un poema. Es notorio el lirismo al que en muchos momentos se remonta; pero eso sí, no navega sobre abstracciones o veleidades sino que lo hace sin perder de vista las realidades de su entorno. Además tiene pasos bellamente elegíacos, como cuando llora porque … todo lo arrasó la ambición irreflexiva del colono: ¡selvas y bosques!, todo sucumbió … (pág. 5).


La fecha - Las fechas

¿Está claro que Enriqueta Funes comienza a escribir su libro en 1931, como está consignado en el título y como lo establece Las Varillas Hacia el Siglo (pág. 1 y 97)? ¿O simplemente anota la fecha para establecer la efemérides? En efecto, esa fecha coincide con un significativo evento: el del bautismo como “Gobernación de la Pampa” de la Escuela Nº 23-. Pero es que al finalizar, antes de estampar su firma, anotó: Marzo de 1938; es decir, se habría tomado más de seis años para escribir sus veinte páginas.

Mas hay otro pero: en lo que es la tapa hay un sello redondo en el que se lee: Escuelas Nacionales Ley 4874 Visitador; y manuscrito: Vº Bº S. (firma ilegible), y 2-11-931. Esta fecha disuelve todas las dudas, por lo menos como intención.

Quiere decir, que le dedicó un largo período, y sin saber nosotros a ciencia cierta si en ese recorrido hubo secuenciación o interrupciones. Ojalá algún día se sepa porque se tomó todo ese tiempo, si es que ello pudiera tener algún significado para un mayor desarrollo hermenéutico. Si no resta otro recurso, un perito grafólogo podría tener la respuesta.

Pero el hecho de que la Biblioteca “Sarmiento” … cuenta con un espléndido edificio (que se presta a inaugurar) (pág. 16) … y de que Hoy la Municipalidad posee un moderno edificio, mandado a construir durante la Intendencia del Señor Raúl Ramirez Capdevila (pág. 10), ambos en 1936, nos hace pensar que por lo menos una parte del Libro Histórico fue escrito antes de esa fecha.

Queda la certeza de que quienes sucedieron a Enriqueta Funes en la Dirección de la Escuela valoraron aquel esfuerzo, tanto que lo pusieron a consideración de distintos inspectores de zona, como se documenta sucesivamente y con todas la formalidades -firmas y sellos- a final del manuscrito. Constan: 1.-: el 22-IV- 1954; 2.-: en Octubre 18 /956, con el agregado: Nota: se dejan en informe de Inspección, instrucciones para proseguir con la confección de este libro; 3.-: el 18-X-1956; y 4.-: el 21-VI-57.

Pero es dado observar lo siguiente: Las Varillas Hacia el Siglo en Fuentes (pág. 357) consigna: Cazzullo, Juan José Historia de la Escuela Nº 23 Inédito 1947 ; y también en Crónica de una Pasión Educativa explicita: 1949: El Director José Cazzulo escribe la “HISTORIA DE LA ESCUELA 23”, continuando la tarea que iniciara Enriqueta Funes. Lo cual -aparte de la diferencia de fechas 1947-1949, que puede ser nada más que una errata-, no se condice con lo instruido por el Inspector de Zona Felipe Andrade en Octubre-18-956 (ver 2.- arriba), que desconoció (porque le faltó información) o ignoró (¿por prudencia?) la tarea de Cazzullo, que sí continuó la obra que iniciara Enriqueta Funes.


Fuentes

La autora inmediatamente después de su firma enumera las cuatro fuentes a las que recurrió, introduciéndolas así: Complementan esta “Monografía” los documentos siguientes (pàg 20). Por descontado que debe ser un material valioso y digno de ser conocido. Si se concretara la publicación del Libro Histórico, como es nuestro anhelo, sería importante que los anexaran, sobre todo lo que está comprendido en el número 3º).- Recopilación “Copias de Documentación de Documentos Históricos” recopilados por el Maestro de 3ª categoría de la Escuela Señor Dante P. Gasparetti.


CONSIDERANDOS

Afortunada extralimitación

El logro de Enriqueta Funes excede con creces lo que apuntó en el subtítulo: Escuela Nacional Nº 23. Lo que le dedica a su querida Escuela ocupa, más o menos, dos páginas, que no son tantas sobre un total de veinte. Se puede afirmar, sin que sea posible refutarlo, que se fijó como meta historiar también algunos aspectos que hacen a su pueblo de Las Varillas. El título principal, Libro Histórico, resulta así esclarecedor, genérico y abarcativo. Aunque sin inducir niveles jerárquicos, en el gran marco de la historia del pueblo, que es el cuerpo, cabe el corazón de su Escuela: ambos se incluyen y completan porque por ese andarivel los llevó la autora.

Escuela Nacional Nº 110

Hay una extraña preocupación por señalar aspectos en desventaja y a superar de esa Escuela: ha tropezado…, vacilado…, escollos…, afán de mejorar…, el mejoramiento… No es posible deducir lo que hace al fondo de esos indicios, aparte del que “ha descendido su inscripción” (pág. 13). Las causas anotadas, de seguro son las que establecen para su Escuela Nº 23: indiferencia de los padres; familias entregadas a las faenas agrícolas y que tenían como único norte satisfacer exigencias materiales (pág. 12).

Un pueblazo

Enriqueta Funes en Etnofrafía (pág. 6), registra para Las Varillas cerca de 8.000 habitantes, lo que es una excelente cifra; mirando alrededor, cabe afirmar que entre 1931 y 1938, no era un pueblito; era un pueblazo. A eso apunta nuestra autora cuando comenta la calidad y la cantidad de las instituciones que lo nutren.

Comentario aparte: para saber si este pueblo podía ser elevado al rango de ciudad, se realizó el Censo de Población correspondiente el 28-09-68; el resultado fue de 10.316 habitantes, incluyendo la zona rural. Hubo quienes pusieron en duda en aquel momento la validez de esta cifra. Si comparamos a Las Varillas de la década del 30 con la correspondiente a la de los fines del 60, con no menos de treinta años más de crecimiento, digamos el doble: ¿es poco o mucho haber sumado tan solo 2.000 habitantes? Que el lector reflexione y saque sus propias conclusiones.

¿Nadie = alguien-algunos?

Queda para la amable discusión y para formular conjeturas acerca de lo que eventualmente se puede entrever de la lectura del primer renglón, el cual enuncia: Más o menos hacen 29 años, nadie hubiera sospechado… Si este renglón se escribió en 1931, como es factible verificar, se le restan 29, nos vamos a 1902, “más o menos”.

Si en 1902 no hubo nadie, a esa fecha, que hubiera sospechado… ¿quién o quiénes son los que, como entes pensantes, fortuitamente pudieron hacerlo en estos parajes? ¿Pudo, Enriqueta Funes, haberse referido a algunos desconocidos y ajenos a este pago que ya lo contemplaban, o a moradores anónimos incorporados a este terruño? ¿O será nada más que un inocente acto fallido?

El paradigma

Enriqueta Funes está orgullosa de la prodigalidad de los …milagros de vida.. de nuestra Patria; es más, superan a los de las naciones de todo mundo: En ningún país de la tierra, … afirma; pero hay uno solo que se le acerca o iguala: … excepto en los E.E.U.U. de Norte América… Este extracto se lo puede encontrar en el tercer breve párrafo de Generalidades (pág. 4).

Como corolario, por fin, en Las Varillas en la actualidad, después de un segmento dedicado a los Profesionales, nos ofrece una sobria semblanza de Las Varillas aunque no exenta de colorido, tocando rápidamente algunos de sus perfiles. Así se detiene, entre muchos otros, en la Usina Eléctrica y en especial en el Banco de la Nación Argentina: su creación, su influencia, su acción en la economía de la región.

De la seguridad apenas: …, el Cabildo asiento de las autoridades policiales “ (pág. 17); de la Municipalidad, solo contiene la alusión al espléndido edificio (pág. 10) y lo de la representación del Intendente Municipal, Escribano Público Señor Ventura Pardal … para gestionar la creación … (pág. 18) del Banco de la Nación. De municipalismo, nada más.


AHORA SÍ

A partir de todo esto, aún asumiendo eventuales desaciertos, estamos seguros de haber acumulado argumentos suficientes para solicitar formalmente que:

Las Autoridades de la Escuela Dalmacio Vélez Sárfield que tienen el altísimo honor de custodiar tan valioso tesoro, y, tanto El Poder Ejecutivo Municipal como el Poder Legislativo, acuerden la manera para que el LIBRO HISTÓRICO de ENRIQUETA FUNES sea publicado, esto con la pulcritud y decoro que se merecen el libro, la autora y la ciudad. Y que además se realice la difusión de la obra, como también que se incentive su lectura y estudio.

Insistimos: muchas apreciaciones de este nuestro trabajo, son nada más que opiniones y puntos de vista: no nos sentimos poseedores de la verdad absoluta, solo nos asiste la buena fe; estamos ciertos de nuestras limitaciones y de que pudimos incurrir en errores, los que serán enmendados en cuanto nos los señalen. Desde ya quedamos agradecidos por ello.

ETCÉTERA (por lo que pueda venir).


BIBLIOGRAFÍA

Funes, Enriqueta - “Libro Histórico” -1931-1938. Ortiz, Lorenzo “Album recordativo de la Colonia y Pueblo de Las Varillas” 1950. Reyna, Roberto: “Ciudad de Las Varillas”, 1969. EL Heraldo: “A Las Varillas en su 75 Aniversario” -1975. El Heraldo Semanario. Varios: “Museo Regional Las Varillas”, 1990. Varios: “Don Medardo… desde Las Varillas Construyendo el Futuro” 1990. Rujinsky, Héctor: “Las Varillas Hacia el Siglo”, 1991. Bosso, Mirtha Rujinsky, Héctor: “Crónica de una Pasión Educativa”, 1996. Valletto, Luis: “Y si no son 90… ¡qué importa!”, Inédito.